Montecristi (República Dominicana).– En el rincón noroccidental de la isla, donde la Bahía de Manzanillo alberga el sistema de manglares más extenso del país y un humedal protegido por el convenio internacional Ramsar, se libra una batalla silenciosa por el futuro.
No es con barricadas, sino con artículos y mapas, destacó este domingo Frank Valenzuela, presidente del Centro Bahía de Manzanillo para el Desarrollo Regional (CEBAMDER).
Dijo que según un profundo y detallado análisis del CEBAMDER, el Plan Municipal de Ordenamiento Territorial (PMOT) de Pepillo Salcedo, financiado paradójicamente por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) —mismo que financia a uno de los consorcios energéticos y la modernización del puerto—, es un sofisticado «traje a la medida» que legaliza el despojo, consolida un enclave industrial y condena a Manzanillo a ser una zona de sacrificio.
«Lo que estamos viendo es la crónica de una catástrofe anunciada y ahora codificada en un instrumento de aparente legalidad», afirma Valenzuela.
Agregó que «este plan no ordena, desordena. No protege, desprotege. No planifica para la gente, sino para el capital. Ignora los daños devastadores que ya sufrimos, como la destrucción de 500.000 metros de bosque seco y la aniquilación de la pesca y el ecoturismo en Estero Balsa, destruyó a los productores melíferos y a los productores Ovino Caprino de Manzanillo, además de crear el marco jurídico para que esa destrucción no solo continúe, sino que se acelere.